¿A quien en algún momento de su vida no se le ha caído una bola de cucurucho en plena calle? ¿A quién no se le ha caído un polo ya prácticamente derretido en toda la placeta o el pie, causando que esta se quede pegajosa al extremo? Lo peor de todo es que la regla de los tres segundos en el suelo no servía para tu madre, y te tenías que aguantar hasta el próximo polo o helado, cosa que podía llevar incluso días. Para recordar esos días, o para darle una utilidad a tu trauma, llega el tope de puerta helado de cucurucho.
Hoy te alegrarás, porque nunca había sido tan útil un cucurucho aplastado en el suelo. Si quieres ser víctima de la gula provocada por la visión de un helado, si quieres darle un susto a tu compañera de piso más maniática con la limpieza que Mónica de Friends o incluso si quieres renovar un poco y superar la etapa de trozos de cartón o trozos de madera cutres como forma de tope de puerta, esta es tu oportunidad. El funcionamiento de este tope es bastante sencillo. No tienes ni siquiera que aplastar tu helado ni buscar las instrucciones propias de un artículo de topes de puerta o cualquier otra cosa, sino que simplemente lo tienes que poner en el suelo y esperar a que ni un vendaval se pueda llevar el tope. Nunca había sido tan divertido ver la comida aplastada o abandonada en alguna parte de la casa sin que empiece a oler a alguna mutación o derivados del moho.
Se acabó poner una alpargata para sujetar la puerta. Puedes incluso usarlo como tratamiento o entrenamiento de los obsesos de los helados y las cosas ricas que traen los padres de vez en cuando, para que aumenten su aguante ante tentaciones propias de un demonio friki. Y si lo que quieres «topear» no es una puerta sino la tapa de tu cacerola para evitarte formar sistemas de equilibrio mientras te dejas las huellas dactilares en ello, puedes pillarte un tope para tapaderas hombre muerto y olvidarte de las complicaciones que supone ser un master cheff del siglo XX.
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