La cocina es algo obligatorio por una sencilla razón: porque sin cocinar no comemos nada. Evidentemente hay muchas alternativas a meterse en la cocina como comer de congelados, gorronear fiambreras a nuestros padres y cosas de ese estilo. Pero desde el más sencillo de los cariños, tenéis que aprender a cocinar, por vuestra salud. Si os aburre pillaros algo que os lo haga más interesante, o buscad recetas molonas y adornadlas con cosas frikis como nos gusta. Sea como fuera la forma de la que vais a empezar en el mundo de los fogones, no os olvidéis la manopla con forma de plátano.
No somos superhéroes ni pretendemos serlo. Es físicamente imposible que alguien sea resistente a altísimas temperaturas ni tiene la asombrosa capacidad de volar (ojalá, así dejamos de pillar vuelos de Ryanair… con todos mis respetos). Por un lado, si tuviéramos estas capacidades, romperíamos la paz en el mundo. Siempre hay algún loco que quiere tirar la casa por la ventana y adueñarse del mundo, como nosotros pero en plan psicópata. Por otro lado, seguramente surgirían nuevas formas de pensar, tanto filosóficas como violentas como en X-Men, donde alguien pensará que es más poderoso que otro y los débiles deben morir.
De una forma u otra, para coger la bandeja del horno sin quemarnos necesitamos protección, y ya que está en nuestra mano elegir con qué nos libramos de una visita a urgencias, al menos hacerlo con una manopla de cocina con forma de plátano. No nos van a salir los bizcochos más ricos ni los huevos fritos más apetitosos, tan sólo evitaremos que nos caiga el aceite en las manos y podremos evitar quedar como cobardes. La cocina debe ser un medio frecuentado por todos para preparar cosas sanas y ricas… y tartas de chocolate, que ya que nos ponemos…
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