Todos escuchamos música mientras hacemos algo en casa. Es una de las formas que tenemos para defendernos de las tareas domésticas, desconectamos de vez en cuando para escuchar la melodía de fondo. Eso nos anima y nos da fuerzas. A veces no es posible porque los dichosos cables no son suficientes, los auriculares se caen o simplemente nuestro smartphone suena bajo comparado con el volumen de la aspiradora, lo que nos lleva a la desesperación y a… a la rutina (me duele decirlo). Por fin nuestra música en todos lados con Ionary, el altavoz inalámbrico para que no nos perdamos ni un bemol.
Los bemoles leves modificaciones de tono de las notas musicales, aunque mucha gente las confunde gracias a una frase hecha que hace referencia a los genitales. Obviando este detalle insignificante y fuera de lugar, no nos queremos perder ni un puñetero bemol, ni un sostenido, ni un agudo impresionante de nuestro cantante favorito. La música es para escucharla entera y sin interrupciones de cambios de habitación. O le subimos el volumen para poder apreciarla o nos la llevamos a otra parte. Y esto que hemos encontrado creemos que es de lo más cómodo y friki que hemos visto.
El Ionary funciona de forma inalámbrica; conecta el iPod o el iPhone a una distancia de hasta 15 metros y reproduce la música que pongamos en ellos. No hace falta ningún cable especial, a no ser que queramos recargarlo, ya que funciona con batería. Si queremos más potencia o más altavoces, tendréis la posibilidad de agregarlo a sus conexiones traseras, los cuales admiten hasta 2 bultos más. Fácil de transportar, sencillo de manejar y perfecto para reuniones de juegos de mesa o rol. Sea cual sea la mesa a habitar, la música estará de vuestro lado, sobre todo para cuando queráis ambientar alguna partida temática. Se me ocurren hasta bromas de miedo, pero para ello os aconsejo que tengáis a mano al menos el disfraz esqueleto para perros, así cuando se cruce el asustado se creerá que está en algún lugar del infierno… o algo así.
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