Vivimos unos tiempos en los que pensamos que la gente se vuelve corrupta con facilidad. Lo que la gente no piensa es que eso siempre ha estado ahí, sobreviviendo al paso del tiempo y se hace notar más cuanto peor vayan las cosas que lo rodean. Eso ni significa que antes no fuera malo, sino que ha sabido esconderse bien o sabía a quién acercarse para influir. Si sois de darle muchas vueltas a estas cosas y queréis meteros un poco en estos alrededores, no os hagáis políticos, jugad al Coup, cuidad corrupta.
Los juegos de mesa suelen ser, por norma, muy verdaderos en el sentido de ir siempre con la verdad por delante. No obstante, hay algunas excepciones que confirman la regla, como el famoso La Resistencia donde no se sabe exactamente a qué bando pertenece cada jugador hasta que no se dejan entrever sus intenciones de arruinar las misiones.
El juego contiene cartas de personaje o, mejor definidas, cartas de influencia, las cuales son secretas para cada jugador y que en caso de pérdida habremos perdido el juego. Cada uno tendrá una acción para emplear en su turno en la que tendrá, de alguna manera, enriquecerse con la excusa de que al ser cierto personaje (que nadie puede ver) necesita o reclama ese importe. Si alguien no le cree, habrá que demostrarlo de alguna manera; si algún otro jugador tiene la carta que ha dicho tener el que intenta mangar el oro, éste perderá una carta de influencia. Si esa persona que ha demostrado que el otro mentía, descarta esa carta y roba una nueva del mazo.
Cada habilidad se puede contrarrestar con otra serie de acciones explicadas en un resumen pequeño para que no se nos olviden los paso a seguir y cómo actuar a lo largo de cada turno. Como veis, es un juego dinámico, rápido y hay que ser listos si queremos ganar.
Comprar en…
Zacatrus