Más de uno te habrá dicho alguna vez que te falta un tornillo, ¿verdad? Aunque nosotros los frikis nos tomamos eso como un halago, ya que en realidad nos falta más de uno y el hecho de que nos lo digan quiere decir que parecemos más lúcidos de lo que verdaderamente estamos. Sin embargo, no importa que los falte uno, dos, setenta, quinietos cuarenta y dos o tres billones cuatro cientos mil cinco y medio, porque sabemos perfectamente donde están: en forma de colgador de tornillo, en la pared de nuestra casa.
Da igual que sea invierno, primavera, otoño o verano, porque tus colgadores te serán fieles sin importar la estación del año en la que te encuentres. El sueño de todo tornillo colgador es llegar a ser útil (ya que en tu cabeza no tenía hueco, ¿por qué no encontrar otra misión en la vida?) y para ello les da igual tener que soportar abrigos de piel, chaquetas de motorista, chupas de cuero caras y baratuchas, gorras de abuelo, mochilas que pesan toneladas, pamelas veraniegas e incluso ropa interior que algún que otro despistado/a le haya colocado encima sin remilgos. Un colgador en forma de tornillo lo aguanta todo, soporta cualquier cosa y gracias a su espíritu de luchador curtido en el caos más absoluto no se quejará le pongas lo que le pongas. De hecho… ¿por qué no pensar que los tornillos han sido creados exclusivamente para usarse como colgadores? Ya que aparte de desempeñar su trabajo de manera impecable, aportan frikismo y originalidad a nuestro hogar.
Los colgadores vienen en un pack de tres tornillos distintos y en tres colores diferentes para que puedas elegir el que más te guste o combine mejor con la decoración y estilo de tu casa: negro, plateado y blanco. Y si no queremos tres y nos conformamos con un sólo tirador, también se venden de forma individual únicamente en color plateado. O si tu vena friki tira más por lo oriental, agénciate el colgador con forma de estrella ninja. ¡Dale estilo y vidilla a tu piso!
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