No mentiré si digo que, desde hace una temporada, entre los hombres “indies” parece que se ha instaurado la moda de dejarse bigote. Y cuanto más rocambolesco y cuidado, tanto mejor. Sabemos que, como toda moda, este ‘hype’ del bigote no es nuevo, pero parece que esta vez viene para quedarse. Muchos de nosotros ya intentamos no mirar hacia el suelo por descubrir como nuestros símbolos de personalidad «genialosa» se han puesto tan de moda, pero quizá a veces no nos queda más de otra que unirnos al enemigo con bigotes de gominola como el de hoy.

Bigote de gominola

Bigote de gominola

Como hemos dicho, a veces no hay mejor solución que unirte al bando contrario, pero ¿qué pasa entonces con los que no disfrutamos de ese tupido vello facial, o los que simplemente no tenemos tanto pelo?  Una vez más, contamos con la panacea a todos los problemas del mundo occidental: los artículos de gominolas. Imagina entrar a una fiesta y reírte de todos esos modernos que te han arrebatado tus sueños con barba y bigotes a lo Karl Marx mientras les dices: JÁ, al menos mi mostacho no pica, sabe bien y me lo puedo quitar para dormir (o para lo que se tercie). Si logras que el caramelo se quede pegado a la cara mientras los miras con expresión intelectual, tanto mejor.

El susodicho bigote cuenta con un palillo para sujetarlo cómodamente mientras charlas con los invitados, y he aquí un truco: Prueba a meter el bigote en un bol lleno de zumo o cualquier bebida que te pirre durante una noche entera en la nevera, al día siguiente sácalo y tendrás un caramelo el doble de divertido. O eso o prueba con el oso de gominola titánico. De nada, soy un tipo generoso.


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